La actividad humana dedica más fósforo a producir pescado del que obtiene con la pesca, lo que equivale a decir que la escasez de fósforo puede llegar a suponer una amenaza para la producción mundial de alimentos, según un estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB), situado en Barcelona.
El estudio, que publica “Nature Communications”, indica que para volver al equilibrio en el flujo de fósforo es necesario que la acuicultura aumente la eficiencia media del uso de este mineral del 20 % actual hasta al menos el 48 % en el año 2050.
Además, el trabajo alerta de que la aportación de fósforo a la biosfera se ha cuadruplicado desde la época preindustrial debido a la producción alimentaria, la pesca y la acuicultura, con el consiguiente desequilibrio medioambiental.
El informe, titulado “The shift of phosphorus transfers in global fisheries and aquaculture”, concluye que los humanos dedican mayores cantidades de fósforo a producir pescado y marisco, -necesario para su crecimiento y el desarrollo de sus esqueletos y caparazones- que el que obtienen mediante la pesca.
Los investigadores del CREAF los españoles Josep Peñuelas y Jordi Sardans han avisado de que el rápido aumento de la producción mundial de pescado ha alterado el consumo de este mineral, que tiene una presencia limitada en el planeta y es esencial para todas las formas de vida de la Tierra.
“Se trata de un cambio radical en la transferencia mundial del fósforo y es otro de los grandes impactos que provocamos los humanos”, denunció Peñuelas, que insiste en que “hasta ahora la pesca nos aportaba fósforo, pero hemos llegado al momento en que el balance es negativo”.
Según el investigador, la acción que debería ponerse en marcha para revertir esta situación pasa por aumentar la eficiencia de uso de las piscifactorías.
“Una vía para volver al equilibrio en el flujo de fósforo requeriría que la eficiencia media del uso de este mineral por parte de la acuicultura aumentara desde el valor actual del 20 % hasta menos el 48% en 2050, lo que supone un gran desafío”, afirma Peñuelas.
Según el trabajo, en el año 2016 se destinaron 2,04 teragramos (1 billón de gramos) de fósforo en el sector de la acuicultura para aumentar la producción pesquera, mientras que se recuperaron 1,10 teragramos de los sistemas acuáticos en forma de alimentos, sumando los productos acuáticos procedentes de la pesca tradicional y de la acuicultura.
La producción de alimentos es la mayor causa de la liberación de fósforo antropogénico en los ecosistemas acuáticos y en la agricultura.
En total, el 82,4 % de los fertilizantes fosfatados se destinan al cultivo y a los pastos.
Este elevado uso de estiércol y fertilizantes de fósforo en la agricultura hace que la mitad de este mineral no sea absorbido por las plantas y, como consecuencia, aumente el riesgo de transferencia a los ecosistemas acuáticos.
La acuicultura –el sector de producción de alimentos que más ha crecido la última década– depende del suministro externo de fósforo, mediante piensos o fertilizantes que hacen aumentar la productividad. (Con información de EFE)