En el Pacífico Oriental cada año cobra más importancia el procesamiento de un molusco que antes era considerado una plaga, nos referimos al cefalópodo Dosidicus gigas, el cual es llamado calamar gigante en México, pota peruana en Perú, jibia en Chile y potón por los compradores españoles. La industria que se ha originado alrededor de este recurso se ha ampliado de manera considerable en los últimos años, llegando a ser consumido en una gran cantidad de países alrededor del mundo. Hoy incluso es considerado como un aporte económico de proteínas y varios gobiernos lo aconsejan como un excelente alimento para los niños.
Los calamares, y potas que poseen un sabor característico, siempre han sido muy apetecidos en Europa y Estados Unidos, situación que presionó fuertemente los stocks naturales llevando a un estado de sobreexplotación de los recursos. La demanda creciente de este tipo de alimentos llevó a los industriales a buscar un sustituto que ofreciera sostenibilidad en el mercado, de tal forma que llegaron a desarrollar la pesquería de la pota peruana la cual continua activa y en desarrollo hasta el día de hoy. El principal obstáculo que se encontró fue el sabor y olor, ya que por su alto contenido de amonio la carne posee un sabor ácido y un olor a amoníaco característico, algo que impedía emplearlo como sustituto, puesto que prácticamente era incomible o totalmente descartable como un sabor parecido a los calamares ya conocidos.
Budenheim hizo una contribución importante en este contexto, aportando toda su experiencia en el tema de tratamientos de pescados y mariscos, y logró desarrollar una solución segura y saludable, con la cual se pudo neutralizar el característico sabor y olor amoniacales, que se obtuvo al bajar de una manera considerable el contenido de cloruro de amonio. El resultado fue un recurso apetecible y aceptado en los mercados internacionales, que día a día le da trabajo a una gran cantidad de personas en Sudamérica y que ha sido aprobado por todos los consumidores del globo terráqueo.
El tratamiento se basa en el uso de fosfatos y no fosfatos, todos de grado alimenticio, los cuales una vez disueltos en agua potable sirven para extraer el amoníaco, dando una textura suave y un sabor delicioso, típico de los calamares. Budenheim tiene tratamientos específicos para producir anillas, tentáculos o rejos. Las anillas pueden ser tratadas con un producto 100 % fosfato, denominado Carnal 659S Advanced, el cual es fabricado bajo estrictas normas de calidad en Alemania, o también con otro producto especializado, denominado Dosiplus DSG20, que es fabricado en España con la misma política y que es una mezcla de fosfatos y no fosfatos, y por último, en los mercados que piden no usar fosfatos, se utiliza un aditivo llamado Altesa ABC2D, que convierte a Budenheim en líder mundial.
No menos importante ha sido el creciente mercado del rejo cocido, el cual ha venido como anillo al dedo al continente europeo que, debido a la crisis, busca productos más económicos sin dejar de consumir mariscos, así el rejo se ha convertido en una excelente alternativa al pulpo y para ello Budenheim ha desarrollado un tratamiento capaz de mejorar el sabor y dar la textura más parecida a lo que se busca. La compañía, con su espíritu innovador, creó entonces una fórmula magistral y ha logrado que muchos exportadores de rejo cocido pongan su producto en los principales mercados consumidores. Al respecto, es preciso indicar que se logró introducir una manera segura debido a que los productos de Budenheim cumplen con todas las legislaciones vigentes y disponen del soporte técnico necesario en este tipo de actividad.
En la actualidad, el mercado de exportación de valor agregado de pota continúa creciendo, los procesadores siguen enviando cada vez más su producto de alta calidad a todo el mundo y no vemos que esto se vaya a detener. Budenheim, por su parte, seguirá aportando con sus conocimientos a la alimentación segura y futurista mundial, puesto que su visión es que el futuro está en la alimentación saludable proveniente del mar.