Una de las 14 medidas propuestas por la CONFIEP al presidente Martín Vizcarra para reactivar la economía es reestablecer la pesca industrial entre las 2 y 5 millas marinas en el sur peruano ¿Suprimir la pesca industrial en las 5 millas de esta zona es una de las razones por las cuales se está capturando menos especies en el sur? Aparentemente, no. Aquí las razones para afirmarlo
Recientemente, la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) ha presentado 14 propuestas para impulsar la economía peruana. Una de ellas es la reapertura de las ventanas de penetración en el sur, es decir, permitir la pesca en las primeras cinco millas marinas, un lugar clave para las especies de mayor consumo humano en el Perú.
A la fecha, son 10 años que la pesca industrial entre las 2 y 5 millas marinas en el sur ha estado prohibida. Para la CONFIEP, lograr reestablecerla significaría mayores capturas y, por lo tanto, es uno de sus argumentos para ‘reactivar la economía’.
Aquí surge la pregunta: ¿La prohibición de la pesca industrial en esa zona por 10 años es la causa principal de las menores capturas? No lo es. Aquí presento las razones:
La pesca de anchoveta en esta década ha descendido respecto al promedio de la década anterior en todo el litoral. | Fuente: MINISTERIO DE LA PRODUCCION | Fotógrafo: GERMAN FALCON
La anchoveta, la especie más capturada en el país, posee dos grandes grupos o stocks de peces, cada uno con una regulación diferenciada. El llamado Norte – Centro se extiende desde la frontera con Ecuador hasta el paralelo 16 LS (Atico, Arequipa) el cual compone el 95% de las capturas de anchoveta. El stock Sur va desde el paralelo 16 y se extiende más allá de la frontera con Chile, país con el que se comparte este stock.
Si bien la parte sur del zócalo continental es menos extenso que en el norte, gran parte del mismo se extiende más allá de las 5 millas, según información disponible en la Dirección de Hidrografía y Navegación. Por otro lado, los cardúmenes se acercan o alejan de las costas, ten respuesta a las condiciones climáticas del ecosistema. Esto se expresa en la correlación directa que existe en los desembarques en Perú y Chile: con mucha mayor frecuencia, en ambos países suben o bajan ambos a la vez.
Las capturas en esta década han sido menores respecto al promedio de la década anterior tanto en el stock norte – centro como en el sur. El primero no tiene ventanas. Son otras las razones, las condiciones ambientales, por las que hay menores capturas en el país y no por las restricciones aludidas. Para el sur el sistema de cuotas individuales es otra causa de la reducción.
Las últimas ventanas vigentes se abrieron entre el 2008 y el 2011. Sin embargo, por información disponible, cuando se implementan las cuotas individuales –es decir, tres años antes que se cierren las ventanas– las capturas y las embarcaciones se redujeron de manera importante.
Igualmente, el fallo de una demanda del PRODUCE al Gobierno Regional de Tacna, la cual fue rechazada, del Tribunal Constitucional ha establecido que, por jerarquía de normas, PRODUCE no puede establecer por sí mismo excepciones a la exclusión de la pesca a mayor escala. Debe tener aprobación de los Gobiernos Regionales involucrados. Esto aplica para el caso específico de la anchoveta destinada a harina de pescado, dentro de las 5 millas.
A todo esto, conviene hacernos la pregunta más importante en este tema: ¿cuál es la condición del stock del sur? A la luz de la información disponible, no está en la misma condición que el stock norte – centro.
Si bien el 2018 fue un buen año en términos pesqueros, ello no rompe la tendencia advertida por el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) de Chile, el equivalente al IMARPE, en la evaluación de las condiciones del stock compartido. El resultado: las capturas han estado en niveles compatibles con la sobrepesca e incluso el agotamiento.
Entonces, ¿qué hacer?
¿Corresponde ampliar el esfuerzo de pesca? ¿O más bien reducirlo? El fallo de La Haya ha abierto un nuevo escenario político y jurídico para la gestión sostenible de recursos compartidos, como es la anchoveta en esa parte del país, en espacios multilaterales como bilaterales. Quien debería reducir, por cierto, una mayor proporción del esfuerzo de pesca es la industria chilena, dada su relativa importancia.
Un stock saludable no solo prolonga el tiempo de explotación comercial de un recurso, sino que, al ampliar su zona de distribución, potencialmente amplía su disponibilidad para la pesca en el sur del país. Ese es el salto que se tiene que dar para ampliar la competitividad pesquera de cara al bicentenario, no al siglo XX.