A inicios del presente año se dio por culminada la segunda temporada de pesca de anchoveta del 2019 (Resolución Ministerial N° 015-2020 – PRODUCE) para la producción de harina y aceite de pescado. Las capturas obtenidas fueron de poco menos de 40% del total de la cuota asignada – en 2.78 millones de toneladas – para esa temporada.
A lo largo de la última década (al menos en cinco ocasiones), se han presentado una serie de dificultades para la operatividad de la flota pesquera en la zona centro norte del país durante las segundas temporadas de pesca de anchoveta, justo en la zona donde se captura más del 90% del total del país. Incluso en el 2014 no se abrió la segunda temporada.
A estas dificultades se suman las bajas estimaciones de biomasa (y mayor incertidumbre en este proceso) y la muy alta presencia de juveniles, lo cual nos advierte de un cambio de régimen en el ecosistema de Humboldt, que no es favorable a la anchoveta en comparación con lo ocurrido durante la primera década de este siglo, cuando fue más fácil pescar esta especie. Una de las condiciones afectadas (y a la que se hace seguimiento) es el contenido graso reportado para la anchoveta entre enero del 2013 y enero 2020. Sólo en seis meses (durante el 2014) el contenido graso fue mayor que el promedio histórico para el correspondiente mes.
En concordancia con el enfoque ecosistémico (no solo la especie sino su entorno) y el principio precautorio (si no conozco, seré cauto), es necesario que el Instituto del Mar Peruano (IMARPE) revise los procedimientos que se realizan para la estimación de la biomasa de anchoveta, que mejore la estimación de la fracción de juveniles de esta especie en el agua, que considere la probabilidad de la variabilidad ambiental relacionada con las ondas kelvin y que incluya el cálculo de pescado juvenil atrapado en la red cuando se reportan las capturas de juveniles.
Esta situación no solamente tiene impacto en términos pesqueros y biológicos. También los tiene en el ámbito socio económico. El principal uso de la harina de pescado es en la acuicultura, que necesita proyecciones confiables de abastecimiento para las campañas productivas que son cada vez más grandes.
Más del 80% de la harina de pescado que exportamos es hacia China. Somos el principal abastecedor de este país, representamos el 50% de las compras de este producto, sin embargo, hoy China está en camino de diversificar sus fuentes de abastecimiento y darles mayor poder en ese mercado.
Como sucede con muchas otras materias primas que exportamos, los compradores son quienes obtienen el mayor provecho, en el caso de la harina de pescado es China.
No confundamos esto con las demandas de renuncias y destituciones que esconden intereses poco visibles, pero presentes en las últimas semanas. Lo que no debemos perder de vista es que la mejor ciencia es la que se actualiza y se debe orientar a las decisiones relacionadas con el manejo pesquero.