Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la pesca es un sector relevante para la seguridad alimentaria,el crecimiento económico a través de la producción y el comercio pesqueros y la creación de empleo.
Sin embargo, el desarrollo de esta industria en el Perú ha venido mostrándose muy voluble en el 2019, con caídas entre enero y mayo y subidas entre junio y setiembre, volviendo a decrecer en octubre y noviembre.
En ese sentido, sus últimos resultados han demostrado un desempeño negativo. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), esta actividad, entre enero y noviembre del año anterior, registró una caída de -17,8%.
Ante ello, Juan Carlos Sueiro, director de Pesquerías Personal de Oceana, refiere que hay varias perspectivas, entre ellas lo relacionado a la geolocalización de la flota artesanal, así como la operatividad de la pesca de anchoveta.
Por su parte, Alfonso Miranda, exviceministro de Pesquería y presidente de la Cámara del Atún, indica que para sobrellevar momentos de crisis serían los impulsos para seguir diversificando la actividad pesquera, (y no solo depender de un recurso como la anchoveta), además del desarrollo de esta para el consumo humano.
Ante las protestas que se vienen desarrollando en el Norte del país, en las que se exigen la suspensión definitiva de la segunda temporada de pesca para no permitir más la depredación de la anchoveta, Sueiro señaló que debe haber mayores controles relacionado a la extracción de este recurso para el consumo humano.
Miranda afirmó que es correcto que el Ministerio de la Producción (Produce) haya puesto fin a la segunda temporada de pesca 2019 del recurso anchoveta (engraulis ringens) y anchoveta blanca (anchoa nasus) correspondiente a la zona norte – centro.
“Hay que romper el sesgo antipesquero”
En relación al consumo humano, Sueiro comentó que este tuvo un crecimiento, debido a un mayor volumen de especies, como la pota, y el langostino.
En relación a las ‘trabas burocráticas’ de las exportaciones de productos hidrobiológicos, señaladas por la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Sueiro indica que más que ‘trabas’, son procesos que “deben ser más funcionales y rápidas, teniendo en cuenta la extrema lentitud en el aparato público”.
“Es lamentable que existan algunos estamentos del gobierno que perturben el normal desarrollo de la industria pesquera para el consumo, puesto que la frena”, sostiene Miranda. Agrega que hay que “hay que romper el sesgo antipesquero para el consumo humano”.
Según Miranda, en el 2019 se totalizaron 1.600 millones de dólares de exportaciones, lo que refleja una cifra superior al 2018. “Pero esa cifra esconde lo que hubieramos podido crecer el doble o el triple si no fuera por unas trabas que existe fundamentalmente en la Sunat, Sanipes y en el Ministerio de Producción”.
Efectos de la economía mundial
“Esta dinámica del comercio global y estos conflictos comeciales son al contrario una oportunidad para el Perú en el campo pesquero”, manifiesta Miranda.
Ante los posibles efectos de eventos internacionales, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, Sueiro dijo que no ha existido un impacto.