Un grupo de científicos instaló transmisores en ocho delfines rosados de la Amazonía peruana. Estos equipos servirán para monitorearlos vía satélite y así proteger a esta especie y su hábitat. También ayudará a enfrentar sus amenazas.
Así lo informó el biólogo José Luis Mena, director de Ciencias de WWF Perú, quien afirmó que los delfines de río enfrentan un destino cada vez más incierto. Y es que, en décadas recientes, las poblaciones de delfín de agua dulce se han reducido severamente. La contaminación del agua, la construcción de represas y su captura -dirigida o incidental– son las amenazas más graves a estos animales que cumplen un rol clave en los ríos que habitan.
“Los delfines son como los jaguares en el bosque. Al ser los máximos depredadores en los ríos, el estado de sus poblaciones es un indicador del estado de los ecosistemas y de todas las demás especies que los habitan. Si ellos están bien, los demás lo están” aseveró José Luis Mena.
Justamente, con la intención de conocer el estado de las poblaciones de esta especie -de la que se sabe muy poco a escala mundial-, se realizó la primera expedición científica destinada a instalar transmisores satelitales en delfines de río rosados en el Perú. Un equipo de biólogos, veterinarios y geógrafos se internó en la Reserva Nacional Pacaya Samiria en Loreto, considerada uno de los lugares con mayor densidad de delfines de agua dulce en el mundo.
De la mano de los pobladores de la comunidad 20 de enero, el equipo liderado por WWF y su socio local ProDelphinus recorrieron el río Yanayacu Pucate en busca del delfín rosado (Inia Geoffrensis). “En apenas un par de horas de recorrido, se logró capturar, examinar y colocar transmisores en tres delfines machos y una hembra”, reveló Mena.
Con algo de paciencia y mucho cuidado, los pobladores, guiados por los científicos ayudaron a rodear a los delfines con una red de pesca para luego trasladarlos en una camilla, fuera del agua, al proceso de examinación, que incluye obtención de muestras de sangre y tejido que servirán para conocer datos sobre su salud y dieta. Finalmente, se colocaron los transmisores y se inició la sistematización de información de manera automática.
“Existe un estricto protocolo para asegurar que los animales retornen rápidamente al agua y con la menor incomodidad posible”, asegura la bióloga Elizabeth Campbell, investigadora asociada de ProDelphinus. De acuerdo con la experta, gracias al seguimiento satelital “vamos a poder ver por dónde van los delfines, qué están haciendo a diario, cómo usan su hábitat, y cómo esto cambia dependiendo del clima”.
Según los expertos, el monitoreo de los delfines, además de ayudar a atender la urgente necesidad de conservar la especie, provee información crucial para la conservación de los ecosistemas de agua dulce.
Los delfines viajan largas distancias a través de grandes ríos y sus tributarios; y, como depredadores topes, el estado de sus poblaciones es un excelente indicador de la salud del ecosistema y los potenciales impactos de actividades humanas.
Así, al aprender sobre su comportamiento, se obtiene, también, información de primera mano sobre las condiciones del ambiente, las amenazas que enfrenta y las opciones para conservarlo, incluso, facilitando la toma de decisiones por parte de los gobiernos.
Esta información es particularmente relevante hoy, en un momento en el que los ríos de la Amazonía enfrentan crecientes presiones.
Tecnología y ciencia de la mano
El monitoreo de delfines es parte de una estrategia integral de ciencia y conservación. “Con los cuatro delfines marcados en Pacaya Samiria y otros cuatro marcados días después en el río Huallaga, se tendrá una visión más completa de la realidad de la especie y los ríos”, señala Mena. “Podremos comparar el comportamiento de la especie en un entorno seguro y sumamente sano, como un área protegida, con otro densamente transitado y presionado por actividades humanas”, continúa.
Más aún, el esfuerzo en marcha se enmarca en una iniciativa regional liderada por WWF con socios locales en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, que apunta a marcar 50 delfines y a partir de ello, diseñar estrategias efectivas que contribuyan a mantener ríos sanos y libres a lo largo de toda la Amazonía.
Esto es complementado con una de las más innovadoras técnicas de estudio de la biodiversidad; el ADN ambiental. A lo largo de esta y otras expediciones realizadas en la zona, el equipo de WWF ha ido extrayendo pequeñas muestras de agua de los distintos ríos y quebradas visitadas. Posteriormente, mediante técnicas moleculares, se han identificado trazas de ADN de las distintas especies presentes en la zona. “Con una inversión de tiempo y dinero mucho menores que las que implicaría un inventario biológico detallado, el ADN ambiental permite tener una buena idea de la biodiversidad presente. Tenemos más de 200 especies de vertebrados registradas para la zona estudiada, lo que nos permite entender el alto valor de conservación de estos ríos”, afirma Mena.
Embajadores de la Amazonía
El delfín rosado no solo es la especie más icónica de delfín de río, sino que es la que mayor población mantiene a nivel mundial, pero hay que conocerla mejor para conservarla. Especies como el baiji del río Yangtzé, ya se consideran extintas y la mayoría de otras fluctúan entre unas pocas decenas o cientos.
Por último, WWF afirma que la ciencia “hoy nos da mejores herramientas y argumentos que nunca para asegurar su supervivencia. Sin embargo, depende del compromiso de todos; sector privado, autoridades y población local, para que, a partir de nuestras mejores prácticas, los delfines de río sigan siendo el rostro amigable que represente la riqueza de los ríos de la Amazonía ante el mundo”.