En las caletas de El Ñuro, Los Órganos y Cabo Blanco, en Piura, hay un tema preocupante del que se habla poco: la pesca de arrastre de fondo, que opera dentro de las cinco millas, la zona menos profunda y arrasa con la biodiversidad, hábitats y destruye otros seres vivos.
Solo en la provincia de Talara, en Piura, se estima que alrededor de 223 especies marinas están amenazadas por el incremento de la actividad pesquera ilegal dentro de nuestras cinco millas. Los datos son del Ministerio de la Producción, así que la depredación podría ser aún mayor. RPP Noticias llegó a la costa piurana para entender más sobre este grave problema que, como muchos otros en el país, parece sonar poco en la agenda de las autoridades.
Simón Chapilliquén, experto del Centro de Entrenamiento Pesquero de Paita, afirma que existen tres métodos prohibidos que usa este tipo de pesca artesanal ilegal: las redes de arrastre, las de enmalle y las de cerco. El más peligroso es el de las redes de arrastre, que consiste en colocar una red para captar langostinos y en algunos casos, camarón.
“En el caso de las redes de arrastre, la actividad está dirigida a la búsqueda del langostino. Ya son fondos (en el mar) donde hay mucha presencia de juveniles, donde se establecen una suerte de semilleros y terminan afectados por la red de arrastre, como una fauna no acompañante, sino que se establece como una etapa de su ciclo vital”, manifestó a RPP Noticias.
DEPREDACIÓN MARINA
La pesca ilegal de arrastre puede levantar en peso entre 100 y 200 kilos de langostinos por embarcación solo durante una faena. Y eso implica, además, devolver al mar especies juveniles muertas, entre sardinas, congrio rojo, perela, tollo mamita, y otras. El daño es irreparable. Esto dice el presidente de la asociación de pescadores artesanales de la caleta El Ñuro, Marcelino Gonzales.
“Cada año todas las especies van disminuyendo considerablemente en las cantidades. Y si hablamos de las especies que ya están en peligro de extinción por la depredación, hablamos del jurel, la caballa, el mismo atún. Es la misma flota industrial de boliche la que está exterminando eso. Si miramos lo que ha sido años atrás, vamos en el mismo camino (de) lo que ha pasado con la sardina”, añadió.
El peligro aumenta porque la pesca de arrastre opera dentro de las cinco millas, la zona es menos profunda, por ende, donde hay más biodiversidad y las redes destruyen otros seres vivos y componentes del hábitat.
Carlos Salazar, coordinador del Laboratorio Costero de Paita, institución adscrita al Instituto del Mar del Perú (Imarpe), nos dice que la depredación del mar implica un riesgo para la economía de los pescadores artesanales y la seguridad alimentaria.
“Hay una flota arrastrera que pesca dentro de las 5 millas, justamente en la zona reservada para la pesca artesanal y muchas veces ha habido problemas con la flota artesanal de El Ñuro y Cabo Blanco que, básicamente, usan hilo y anzuelo. A la hora de entrar a la zona de pesca reservada para pesca artesanal y encontrarse con embarcaciones pequeñas de El Ñuro y Cabo Blanco, hay conflictos”, indicó.
POCA FISCALIZACIÓN Y CONTROL
También se están matando ejemplares juveniles de la anchoveta y merluza, que sirven de alimento de otras especies ubicadas a mayores distancias. El presidente del gremio de pescadores artesanales de la caleta de Cabo Blanco, Carlos Chapilliquén, precisó que son unas 30 embarcaciones las que practican la pesca ilegal en su zona. Y estas han ahuyentado a especies como la pluma, la langosta, el robalo, la fortuna, el loro, la chita, entre otras.
“Estos señores solamente buscan el langostino y a la hora que hacen la limpieza de su pesca, el restante lo botan al mar y realmente eso sí a nosotros nos está molestando bastante, porque la entidad Dicapi (Dirección de Capitanía del Puerto de Talara), el Ministerio de la Producción… no hacen nada por evitar este tipo de artes que están generando malestar en los pescadores de la zona norte. Realmente toda la zona norte se está viendo afectada por esta pesquería”, dijo a RPP Noticias.
La producción de esta pesca se desembarca y comercializa de manera irregular y no es controlada por las autoridades, señala Fabio Castganino, especialista en manejo de recursos marino – costeros de Gobernanza Marina de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental.
“En Talara y Negritos son más o menos 20 embarcaciones las que se están dedicando a la pesca de arrastre de fondo de langostino. En Quebrada Verde, que se ubica entre Cabo Blanco y El Ñuro, aproximadamente 15 embarcaciones. Y finalmente tenemos una pequeña flota de puede ser entre 5 y 10 embarcaciones que desembarcan en la zona de El Bravo, ubicada entre Máncora y Punta Sal. Estos dos últimos sitios son punto de desembarque no autorizado”, dijo.
ROL DEL ESTADO
La actividad ilegal aumentó durante la pandemia de la COVID-19, y como lo señalan los pescadores, el trabajo de control y fiscalización no es suficiente. Según Castagnino la solución pasa por un trabajo conjunto entre autoridades especializadas y judiciales para atacar este problema que silenciosamente está dañando el ecosistema marino; pero también hacer un estudio sobre el estado de conservación de las especies.
“Muchas de estas especies no cuentan con datos ni información sobre su estado de conservación o nivel de explotación. Por lo tanto, no sabemos cómo están o qué tan sobreexplotadas están o si están en buen estado de conservación. Entonces el Estado debería ponerles atención a estas especies si no queremos que sus poblaciones colapsen, si es que ya algunas no han colapsado…”, recalcó.
Le pedimos tanto al Ministerio de la Producción como a la dirección regional del sector su participación en este informe, pero, al cierre de edición, no obtuvimos respuesta. Mientras tanto, en Piura, unos 22 mil pescadores artesanales se ven afectados. Su producción llega a los mercados locales y a las mesas de las familias más pobres. El ecosistema marino está en peligro y el gobierno está en silencio.
FUENTE: RPP