Oportunidades de empleo y crecimiento del sector se encuentran en el desarrollo de la industria atunera en el país, advierten especialistas. El Perú tiene una posición privilegiada para la pesca; sin embargo, existen problemas para la mayor captura.
El atún es uno de esos productos marinos que disfrutan todas las familias del país. Su versatilidad, bien aprovechada por el quehacer culinario nacional, lo ha convertido en el protagonista de un sinnúmero de platos peruanos.
Solo tomando como referencia los últimos dos años, el consumo anual de conservas alcanzó en promedio los 3,6 kilos y la mitad (1,8) corresponde a las conservas de atún, según datos del Ministerio de la Producción.
El Banco Central de Reserva muestra que el consumo nacional de este producto enlatado pasó de 9 mil toneladas en el 2005 a poco más de 22 mil toneladas en el 2019. A esos niveles de consumo se le suma la posición privilegiada del Perú para la pesca del recurso: el 70% de captura mundial de atún se realiza en el océano Pacífico, el mismo que baña las costas del país.
Pese a tales buenas perspectivas –tanto en oferta como en demanda–, la industria atunera peruana ocupa el puesto 45 en el ránking de producción mundial; mientras que Ecuador, un país que comparte la misma posición frente al litoral, se ubica en el quinto lugar. ¿Qué es lo que sucede?
Analizando solo la captura, hablamos de un recurso altamente móvil en el litoral, explica el gerente comercial de consumo humano directo de la empresa pesquera Hayduk, Renato Bustamante.
“Frente a otros países, en el Perú no tenemos una flota de atún fortalecida para que pueda pescar atún todo el año. El principal costo en la extracción es el combustible”, agrega.
Para capturar atún, la flota debe permanecer en altamar por más de 20 días; siendo el combustible un insumo determinante y el cual representa el 50% del costo de la extracción. En Ecuador, en cambio, el menor costo del que gozan las embarcaciones atuneras para su combustible les ofrece una ventaja.
Hayduk cuenta con flota atunera; pero el alto costo que implica salir a capturarlo, los lleva a comprarlo a otras embarcaciones. “El 70% del atún que producimos nosotros es pescado que compramos. El Perú tiene atún, pero no lo aprovechamos nosotros”, comenta Bustamante.
Las flotas extranjeras con permiso para pescar atún en las 200 millas peruanas deben descargar el 30% de su captura en puertos peruanos. Sin embargo, Baruch Byrne, gerente de operaciones de la empresa Seafrost que opera en el norte peruano, advierte de un problema que ellos sufren para la compra de esta captura.
“La Ley 28965 permite a estas flotas que pescan dentro del litoral ‘exportar’ estos recursos y, a su vez, nos permite a nosotros ‘importarlo’”, explica, refiriéndose a la operación que –si bien se realiza en el puerto de nuestro país– guarda las formalidades de comercio bilateral por tratarse de no domiciliados.
“Sin embargo, estos dos últimos años no hemos podido comprar el atún de estos barcos porque aduanas interpreta que ese atún es peruano y no es materia de importación”, acota.
Esto obliga a Seafrost a negociar la compra de atún con flotas que pescan en Centroamérica; en momentos que el recurso se encuentra frente al litoral peruano.
“Nosotros no podemos abastecernos con la flota nacional. El barco peruano se tiene que limitar a la época en que el atún está más pegado al litoral. De lo contrario, no resulta rentable”, acota.
Cabe resaltar que la gran mayoría de productos enlatados de atún que se consumen en el país son importados de Asia o Ecuador. Su mayor desarrollo industrial atunero les permite colocar sus productos en el país bajo precios competitivos.
Este escenario se convierte en una consecuencia natural de una industria que, teniendo potencial en el Perú, no ha sido desarrollada. La Sociedad Nacional de Pesquería, en el marco de la actual pandemia, ha puesto nuevamente su desarrollo en la agenda del sector. Si se lograra promover la competitividad de la pesca de atún y, con ello, desarrollar la industria, se generarían 70 mil nuevos puestos de trabajo y divisas por US$200 millones, estiman.
Discusiones en torno al atún
Generar competitividad a la industria pasa por permitir el reintegro tributario del ISC al combustible que usan estas flotas; decisión que pasa necesariamente por el Ministerio de Economía y Finanzas.
Fue en julio del 2019, cuando se discutían cambios generales al ISC, que la medida ingresó nuevamente al MEF; pero quedó descartada. “No lo tenemos sobre la mesa. Hay otras formas de promoción”, dijo el entonces viceministro, Michel Canta.
FUENTE: El Comercio