En este artículo de opinión, el extitular del Produce, Alfonso Miranda, destaca el proyecto que se ha puesto en marcha, bajo el auspicio de diversas entidades internacionales, y que tiene por finalidad fortalecer el sector pesquero.
Se acaba de presentar un trabajo denominado “Iniciativa Pesquerías Costeras Perú-Ecuador”, bajo el auspicio del Banco Mundial, la FAO, los Programas de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y para el Desarrollo, en asociación con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la ONG Conservación Internacional (CI) y sus socios peruanos ENTELFIN; para tratar el cambio de paradigma que necesita el sector pesca, revelando las necesidades de gobernabilidad y mercadeo.
Respecto de las Infraestructuras Pesqueras Artesanales (IPA), se recuerda que fueron concebidas y se construyeron para brindar servicios elementales requeridos por la pesca artesanal, como las operaciones de embarque y desembarque de recursos hidrobiológicos, personal y avituallamiento. Se reconoce que sus ineficiencias han llevado a que solo 4 de las 53 IPA existentes, ostenten habilitación sanitaria integral, y que han permitido que muchas de ellas no cuenten con agua, alcantarillado y electricidad.
Proponen tres acciones estratégicas para el desarrollo de un plan de acción de corto a mediano plazo para mejorar las infraestructuras y su gestión: el fortalecimiento de la coordinación y la transparencia; delinear una estrategia integral de planificación participativa que aborde los procedimientos necesarios para el desarrollo de estudios previos a la fase de ingeniería de las IPA y su diseño, construcción y mantenimiento; así como generar condiciones para impulsar la inversión conjunta, pública y privada.
Se estudiaron 3 esfuerzos acometidos por comunidades costeras para evaluar lo requerido, a fin de consolidar las cadenas de valor. Se ha comprobado, aparte de la gran informalidad, la desconexión entre el eslabón de extracción y el mercado final, lo que genera una alta dependencia de los intermediarios. También se observa el pobre aporte de la tecnología en sus labores, la reducida acción colectiva y la ausencia de buenas prácticas para darle valor a la pesca. Paralelamente, al estar desconectados del mercado final no pueden acceder al crédito formal. Se propone incrementar las habilidades técnicas y blandas de los miembros de los emprendimientos, a fin de mejorar el capital humano y social, así como de fortalecer los vínculos comerciales.
Un aspecto de importancia fundamental en este estudio, es el relativo a la participación de las mujeres, que son las más invisibles entre los imperceptibles pescadores artesanales. Ellas tienen una participación incipiente en las actividades extractivas y mayor en las de procesamiento y comercialización. El proyecto afirma que existe la necesidad de profundizar en el conocimiento de la participación de las mujeres en el sector y en los roles de género, para la creación de políticas que apunten a la igualdad y no a la discriminación.
Pero todo este esfuerzo por conocer mejor la realidad de los pescadores menos favorecidos, no servirá de nada si se archiva en una gaveta física o virtual. Se seguirá postergando la atención de la problemática de este sector social si se continúa bloqueando su formalización, no se le integra a la cadena de valor cambiando el enfoque meramente extractivo, no se definen claramente políticas de largo plazo para su desarrollo integral o si se les ignora o posterga. No basta con buscarlos en etapas de campañas electorales, las promesas no alimentan a sus hijos, ni curan sus males. Hay que visibilizar a los invisibles.
FUENTE: Expreso | Alfonso Miranda