“Las ventas han disminuido 70% y los pescadores salen (a pescar) en la incertidumbre», declaró un dirigente pesquero del vecino país del sur.
La pandemia del coronavirus, en plena fase expansiva en Chile y Latinoamérica, evidencia la vulnerabilidad de las economías litorales basadas en la pesca artesanal. Esta vulnerabilidad es estructural y se asocia a tres factores que los pescadores artesanales no controlan.
El primero es el ecosistema, donde los índices de explotación de recursos, contaminación y alteración de parámetros habituales del mar debido, por ejemplo, al cambio climático, inciden negativamente en la subsistencia de la pesca artesanal.
El segundo factor radica en la dependencia de mercados externos, patente en recursos como la centolla, el erizo, la merluza, la jibia, el loco, la macha o el ostión, lo que conlleva una fragilidad evidente de los pescadores artesanales frente a oscilaciones de mercado.
Un tercer factor es la relación de los pescadores artesanales con el Estado, la que se caracteriza por los limitados derechos adquiridos de los pescadores. La mayoría de ellos no posee previsión social (aun cuando ha sido una demanda histórica de los sindicatos, federaciones y confederaciones) o seguros laborales permanentes. Asimismo, la política de Estado hacia la pesca artesanal se limita a instrumentos para regular las capturas, a la entrega de subsidios en tiempos de crisis y a la oferta de fondos concursables que no necesariamente se ajustan a las posibilidades e intereses de los pescadores y que son siempre insuficientes.
En las caletas esta vulnerabilidad se refleja en esta pandemia, por ejemplo, en la capacidad de los pescadores artesanales de generar liquidez, lo cual limita su posibilidad de adquirir bienes y servicios (alimentos, educación para sus hijos). Lo anterior se observa en lugares tan diversos como Magallanes, Aisén, Chiloé, Valdivia y Coquimbo.
El testimonio de un dirigente de la caleta El Piojo, en Niebla, comuna de Valdivia, es ilustrativo y dramático: “Las ventas han disminuido 70% y los pescadores salen [a pescar] en la incertidumbre. Nosotros como sindicato estamos usando nuestros ahorros para comprar un saco de harina y un saco de papas para nuestros pescadores”.
FUENTE: La Tercera