Mientras Ecuador y Chile, registran índices que 13% y 42%, respectivamente, actualmente nuestro país –según Oceana– salvaguarda menos del 0,5% de su mar.
Han pasado cerca de seis años desde que el Perú se comprometió a cumplir, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, a conservar al menos el 10% de sus zonas costeras y marinas, de conformidad con las leyes nacionales y el derecho internacional.
Pero, tomando en cuenta que el país solo tiene protegido –según cifras oficiales– el 0,5% de su mar, y que la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, una de las propuestas que ayudarían a mejorar esta situación, se convertiría –contrario a lo pensado inicialmente– en una amenaza para esta zona protegida debido a que permite la pesca del bacalao de profundidad, los índices de protección de nuestros océanos continuarían bastante lejos de la meta que debió alcanzarse en el 2020.
Según Patricia Majluf, vicepresidenta de Oceana en Perú, con la Reserva Mar Tropical de Grau, en el mar de Piura y Tumbes, y con la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, una cadena de montes submarinos ubicada frente a la costa de Ica (a poco más de 100 kilómetros mar adentro), el Perú iba a proteger casi un 8% de su mar.
Pero, debido a que con los problemas surgidos con la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, ya no sería posible alcanzar una de las siete metas que forman parte del ODS 14, la investigadora y conservacionista explica que los más de 62.000 km2 de superficie que posee esta reserva nos iba a hacer llegar a “un número bastante más decente del que estamos ahora”.
Incluso, en caso se ampliara la Reserva de Nasca para incluir dos montes que quedaron fuera de ella, se podría alcanzar el 10% que exigía el ODS para el 2020.
CLARA DESVENTAJA
Considerando que el 0,5% protegido actualmente corresponde a tres grandes reservas (en parte terrestre y parte submarina) como Paracas, San Fernando y las Islas y Puntas Guaneras, y que países vecinos como Chile (42%), Brasil (26%) y Ecuador (13%), nos llevan notoria ventaja, Patricia Majluf advierte que en el futuro, las áreas que se van a crear probablemente sean igual de pequeñas porque van a estar en zonas costeras, cerca de actividades humanas que pueden generar conflicto.
“Muestra clara de ello es el área del mar tropical en el norte, cuya área significa un 0,17%. Tiene años por ser creada y no se llega a su creación porque hay una oposición por el sector de hidrocarburos. Y de llegar al 10%, estamos hablando de un área enorme porque con Paracas, San Fernando, las Islas y Puntas Guaneras, no llegamos ni al 5%”, afirma.
No obstante, refiere que “a pesar de que este tipo de zonas no contribuyen significativamente al crecimiento del área del mar peruano que se protege, sí lo hacen a nivel representatividad de tipos de ecosistemas ya que actualmente, entre los ecosistemas de áreas protegidas, no se representan los ecosistemas tropicales”.
TAREA PENDIENTE
Sobre el gran reto del nuevo gobierno para incrementar las áreas protegidas marinas, la especialista asegura que nuestras autoridades tienen que darle prioridad al mar peruano y aplicar mejores normas para su conservación.
Pero, también se deben invertir los recursos necesarios para darle un buen cuidado. “Hoy en día, el Sernanp, organización que cuida nuestras áreas protegidas, tiene personal reducido y no se encuentran capacitados para proteger este tipo de áreas marinas. Y, tampoco se tienen las herramientas, como embarcaciones, infraestructura y medios, para hacer un efectivo manejo y cuidado de estas áreas”, advierte.
En ese sentido, considera que para proteger nuestro mar debemos comenzar a pensar en este como parte de nuestros ecosistemas y nuestra biodiversidad, aplicando los mismos estándares de conservación como ocurre con la tierra.
“Se requiere un tremendo esfuerzo para mantener la protección de nuestro mar peruano y que este, no solo se quede en papel. La inversión tiene que ser definitivamente superior a la que se hace hoy en día. Actualmente, se invierte un monto mínimo entre las tres grandes reserva, pero cuando se creen áreas más grandes y zonas más diversas como la Dorsal de Nasca, vamos a tener que invertir en los mecanismos y el personal para hacerlo”, añade.
Según Majluf, la inversión que se realice en términos de protección va a traer grandes beneficios porque muchas de esas áreas son semilleros de especies de importancia comercial, por lo que su protección efectiva hará que estas especies produzcan más y se distribuyan hacia fuera de las áreas protegidas, beneficiando a las poblaciones aledañas.
“En el mundo se ha corroborado que la creación de áreas protegidas en el mar es un mecanismo de impulso a la actividad pesquera porque, al ser bien cuidadas, causan el aumento de la producción, adentro y afuera de las áreas protegidas”, remarca.
FUENTE: El Comercio