Las especies de agua dulce no solo son importantes por razones de biodiversidad, sino también porque proveen un sustento vital para alrededor de 20 millones de personas en el mundo que dependen de la pesca continental.
Un pequeño equipo de científicos está creando el primer mapa global de “corredores acuáticos”, una herramienta con la que esperan recoger las rutas migratorias de los peces de agua dulce para promover políticas más fuertes que ayuden a salvarlos de amenazas como las represas y la pesca excesiva.
Al igual que las aves, algunos peces de agua dulce hacen viajes heroicos, recorriendo miles de kilómetros a través de océanos, ríos y humedales para completar su ciclo de vida. El bagre dorado amazónico realiza el viaje más largo de todos: recorre más de 7,200 millas (casi 12.000 kilómetros) en América del Sur, desde las montañas de los Andes hasta los estuarios del río Amazonas cerca del Océano Atlántico. La supervivencia de muchos peces de agua dulce depende de estos viajes, pero, a diferencia de las odiseas aviarias -cuyos mapas de rutas aéreas ahora están disponibles en línea gracias a las colaboraciones entre observadores e investigadores- no hay actualmente ningún mapa que represente los viajes colectivos de los peces del mundo.
Un grupo de científicos está actualmente tratando de llenar ese vacío creando el primer mapa global de rutas migratorias de peces. Su idea es proporcionar un retrato detallado de los recorridos que millones de peces hacen en su vida. Este panorama general podría ayudar a los conservacionistas a proteger a los peces de peligros ligados a los cambios extremos en sus ecosistemas.
Las especies de agua dulce no solo son importantes por razones de biodiversidad, sino también porque proveen un sustento vital para alrededor de 20 millones de personas en el mundo que dependen de la pesca continental. Las familias que viven en países de bajos y medianos ingresos son responsables de casi la mitad de la captura de todas las pescas continentales, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
«Los peces migratorios son criaturas desconocidas que están desapareciendo silenciosamente», dice Arjan Berkhuysen, director de la World Fish Migration Foundation, una organización sin fines de lucro con sede en el Reino Unido, donde nació la idea del mapa de los corredores acuáticos acuáticos.
DISMINUCIÓN DE LAS ESPECIES
En los últimos 30 años, las especies de peces migratorios de agua dulce han disminuido en un 41%, según el Índice Planeta Vivo, una herramienta que mide la biodiversidad global en función de las tendencias de población de diferentes especies. Se espera que una versión actualizada de este índice, que se publicará pronto, muestre una disminución mucho más dramática.
Las presiones como la sobrepesca y la contaminación del agua son culpables de esta disminución de las especies, pero muchos científicos también coinciden en que las represas son la amenaza más importante que enfrentan los peces. En 2016, un estudio dirigido por miembros del Laboratorio de Ecología Acuática de la Universidad A&M de Texas estimó que un tercio de las poblaciones de peces de agua dulce corrían el riesgo de desaparecer debido a las 450 plantas hidroeléctricas que estaban planificadas o en construcción en las cuencas de los ríos Amazonas, el Congo y el Mekong: las tres cuencas hidrográficas más grandes del mundo. A nivel global, más de 3.700 represas hidroeléctricas (medianas y grandes) se encuentran en construcción o planeadas, según otras investigaciones.
Las amenazas para los peces de agua dulce tienen enormes implicaciones para las personas, principalmente en las comunidades pobres. Investigaciones anteriores han demostrado que las especies en peligro de extinción se encuentran de manera desproporcionada en los ecosistemas de agua dulce; y, lo que es más importante, los peces de agua dulce «son el grupo de vertebrados más amenazado utilizado por los humanos», afirmó la FAO en su último informe sobre la pesca continental.
En 2016, investigadores de la Universidad de Wisconsin encontraron que la captura de peces es tan importante que podría ser la única fuente de proteínas para 158 millones de personas en todo el mundo. En regiones como el Amazonas esto no es un supuesto. Allí, los peces migratorios representan el 80% de las proteínas que consumen las personas, asegura Edwin Agudelo, director de investigación de especies de agua dulce en el Instituto Amazónico de Investigación Científica (Sinchi).
Pero, a pesar de su importancia, los peces son generalmente dejados a de lado y pasados por alto en los principales esfuerzos ambientales. En los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, por ejemplo, los peces de agua dulce ni siquiera son mencionados en su agenda para la vida acuática. Asimismo, la mayoría de las áreas de conservación se enfocan en proteger ecosistemas vitales para animales terrestres, dejando a los peces migratorios vulnerables a peligros del hábitat, la pesca y las amenazas de contaminación, explica Agudelo. El tratado de especies migratorias más importante de la ONU, llamado Convención sobre la Conservación de Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), rastrea la población de 21 especies de peces. En contraste, el mismo tratado rastrea 382 especies de aves migratorias.
«Las personas a las que nos gustan los ríos y los peces nos da un poco de celos mirar todas las cosas que se hacen para las aves», dice Berkhuysen, el director de la organización sin fines de lucro detrás del mapa de los corredores acuáticos, «pero, en lugar de quejarnos, pensamos ¿qué podemos aprender de eso?… Han pasado doce años desde que esa pregunta cautivó a Berkhuysen por primera vez.
MAPA GLOBAL DE LAS RUTAS
Ahora, un equipo integrado por investigadores de la Universidad de Cambridge, del Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación de la ONU y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) están tratando de dar respuestas creando el primer mapa global de las rutas por las que viajan los peces de agua dulce cada año. Se llama el Global Swimway Map, y su primera versión será publicada el próximo año.
Para lograrlo, el equipo de Berkhuysen ha acumulado una lista de correos electrónicos de más de 10,000 personas enfocadas en la conservación de peces y ríos en todo el mundo, gracias a una iniciativa que comenzó en 2014 llamada Día Mundial de la Migración de Peces. «Realmente construyeron una comunidad y una red enorme», dice el ecólogo acuático Solomon David, profesor asociado de la Universidad Estatal de Nicholls. William Darwall, director de biodiversidad de agua dulce en la UICN, es uno de los miembros de la red. Se unió al proyecto “Global Swimway Map” a finales del 2018, después de que Berkhuysen lo contactó. Luego, la Iniciativa de Conservación de Cambridge decidió financiar el mapa.
La primera tarea del equipo fue analizar los datos existentes sobre peces migratorios en todo el mundo. Las evaluaciones de la lista roja nacional (donde se clasifica el nivel de riesgo de extinción de las especies) así como otros registros de monitoreo, son sus fuentes principales junto con los datos de la enorme red de 10,000 científicos.
Aunque hasta ahora están comenzando (pues acaban de terminar hasta ahora un primer borrador del mapa) ya saben que existen grandes lagunas de información.
En Paraguay, un pequeño país al lado de Brasil, donde se encuentran los ecosistemas de El Chaco, Pantanal y El Cerrado, ni siquiera hay un catálogo de referencia, dice Michelle VanCompernolle, supervisora de investigación en la ONG Para la Tierra, que aboga por la conservación a través de la investigación científica y la educación ambiental.
En África, dice Darwall de la UICN, el lago Malawi alberga alrededor de mil especies, pero al menos 500 aún no se han descrito oficialmente en la ciencia. «Hay grandes partes del mundo de las que, tal vez, no conozcamos lo suficiente, solo entre el 30 o 40% de las especies, como para saber si están en riesgo de extinción», explica.
Otro desafío es descubrir cómo unificar los datos para que la información de especies y regiones pueda compilarse de manera confiable, dice Salomon David, de la Universidad Estatal de Nicholls, quien no está involucrado en el proyecto.
El equipo es muy consciente de eso, por lo que delinear qué rutas de migración son importantes para varias especies es uno de sus principales objetivos. «La idea es elaborar una lista de criterios potenciales [de las rutas acuáticas] y luego aplicarlos en un mapa de ecosistemas de agua dulce, para así poder ver cuántas rutas importantes surgen», explica Darwall.
El objetivo es que el concepto de “corredores acuáticos” se convierta eventualmente en un estándar global sobre el cual los países negocien y construyan acuerdos de conservación, así como las rutas de vuelo migratorio son la base de los sitios RAMSAR -humedales fundamentales para las especies de aves migratorias que están protegidos bajo un tratado internacional. Desde 2020, hay 2.300 sitios RAMSAR en todo el mundo. Darwall sueña con algo como esto, pero para los peces de agua dulce.
Además, el equipo tratará de revelar la escala y el impacto de las represas en los peces migratorios, superponiendo los mapas de las presas que están planificadas y en construcción en el Mapa final. Así, el Global Swimway Map podría resultar útil si un país planea construir una presa para una central hidroeléctrica: las partes interesadas pueden mirar el mapa y posicionar la planta de la manera más estratégica, minimizando el impacto en la biodiversidad.
En definitiva, el objetivo es crear conciencia, dice Darwall. «Si se tala o se quema un bosque, es bastante obvio. Si los arrecifes de coral se blanquean, es bastante obvio. Pero puedes tener un lago lleno de especies o completamente destruido, y desde la superficie, se verá exactamente igual». Tal vez el mapeo de las excursiones submarinas de peces cambie eso.
FUENTE: El Espectador