Directivos pesqueros de gremios empresariales CCL y SNI explican las medidas que hacen falta para que el Perú se convierta en una potencia exportadora de la región.
En su reciente discurso del 28 de julio, el presidente Martín Vizcarra se refirió a una exitosa primera temporada de pesca en el Perú. Entre otras cosas, anunció la lucha frontal contra la pesca ilegal y una inversión de S/ 328 millones para adjudicar 2 mil proyectos.
Richard Inurritegui, presidente del sector Pesca de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), explicó que Vizcarra se refería a la pesca industrial de harina y aceite de pescado, que ha tenido una muy buena primera temporada, y que se espera que también una buena segunda temporada.
Sin embargo, en la industria de pesca de consumo directo hubo una reducción originada por una menor disponibilidad del recurso, y por todos los problemas producto de la pandemia en términos de mercados de puertos.
“En el consumo local esperamos que el tema vaya reactivándose poco a poco. Lo importante es que haya apoyo por parte de las autoridades políticas promotoras, para todo lo que es, por ejemplo, la pesca de atún y de pota, que se podría explotar mucho”, señaló Inurritegui.
Asimismo, dijo que se debe impulsar al máximo la pesca de jurel y pota. Todos estos son recursos que sustentan la industria. Sobre todo la congeladora que genera mano de obra, así como la industria conservera a partir del atún. “Esas medidas son indispensables”, refirió.
Por su parte, el presidente del Comité de Pesca y Acuicultura de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Alfonso Miranda, expresó que la temporada de pesca de anchoveta para hacer harina de pescado se podría considerar satisfactoria, “pero la pesca para consumo humano ha caído 40% en sus exportaciones en lo que va del año”.
Para tener una idea, Miranda explicó que de las exportaciones del 2019, un 45% estuvo representado por la pesca de consumo humano, y el 55 % restante por la línea de harina y aceite. “Pero el mercado interno recibe 700 mil toneladas de pescado para consumo humano, y menos de 20 mil toneladas para harina y aceite. Por eso, el más grande contribuyente del PBI pesquero es la línea para consumo humano”, sostuvo.
El directivo reconoció que los mercados han tenido una retracción fuerte, sobre todo el canal horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), que cerró en todo el mundo. “Hay una caída sensible de la demanda. Lo que debe hacer el sector en este segundo semestre es recuperarse de esta caída, y tratar de no generar desempleo y pérdida de divisas para el Perú”.
MÁS FACILIDADES
El expremier Pedro Cateriano en su presentación en el Congreso de la República el lunes pasado, anunció medidas desde el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes) para generar predictibilidad y celeridad en los procedimientos relacionados a la exportación. Entre estas medidas figura que uno de los trámites de exportación demore dos horas cuando antes podía tardar más de un mes.
Al respecto, Miranda comentó que este fue un planteamiento de la SNI, teniendo en cuenta las diferencias con los vecinos de Chile y Ecuador. Por ejemplo, ellos para exportar necesitan menos de 24 horas, y nosotros entre 25 y 45 días. A ellos les cuesta el lote US$ 25 y a nosotros nos cuesta US$ 660.
“Nuestro país tiene ventajas comparativas en el mar, en los recursos naturales, en productividad y en la calificación de sus trabajadores. Pero esas ventajas comparativas encuentran trabas y eso genera consecuencias negativas”, enfatizó el directivo de la SNI.
Inurritegui, por su parte, resaltó que Sanipes viene poniendo en práctica un modelo nuevo de fiscalización en procesos basado en riesgos. “Lo tradicional es que haya una certificación lote por lote que no es tan eficiente, pero la nueva fiscalización en procesos basados en factores de riesgos clasifica a las plantas en función al cumplimiento de buenas prácticas”.
“Según la categoría van a tener un modelo de inspección y de muestreo con una frecuencia que variará. Esto reduce tiempos y costos, y motiva a las plantas a estar certificadas para tener un menor costo de fiscalización. Es un buen modelo y ya no es tan reactivo, más bien está enfocado en la prevención. Esperemos dé buenos resultados”, señaló el directivo de la CCL.
Para Miranda, el Sanipes debe cambiar el chip y convertirse en un promotor del sector como en otros países, donde ayuda a conquistar mercados. “No ponerle mochilas adicionales en los hombros de los exportadores, con sobrecostos y requisitos, en los que no incurren nuestros competidores”.
A su vez, indicó que el ministro de la Producción, José Salardi, ha ofrecido trabajar para limpiar en el corto plazo todos los obstáculos y sobrecostos que se han ido presentando en el camino.
EL CASO DEL ATÚN
En los años setenta, Perú era líder de la región en venta de atún, pero algunas decisiones políticas hicieron que la actividad se fuera a Ecuador. Allá han desarrollado la industria al punto que es segunda en el mundo.
Aun así, se han recuperando espacios desde hace 13 años. “Tanto en exportación como en el mercado local de atún, del 2007 al 2018 crecimos de US$ 900 mil a US$ 125 millones en ventas. Y de dar trabajo a 700 personas en el 2007, pasamos a 17.500 en el 2018”, puntualizó Miranda.
Sin embargo, volvieron a aparecer regulaciones que les jugaron en contra, sobre todo cuanto se pensaba llegar a los US$ 250 millones en el 2021. Ambos dirigentes coinciden que es urgente que la Sunat corrija una malinterpretación que grava con el 30% el valor de la materia prima que descargan los barcos extranjeros en Perú.
“Este negocio es muy sensible, con márgenes muy pequeños y volúmenes muy grandes. Cualquier sobrecosto nos saca de competencia. Si no se corrige, vamos a volver al fracaso de los setenta, y eso sería un absurdo”, acotó Miranda.
FUENTE: Perú21