Los pescadores coinciden en señalar que los daños por los derrames de petróleo se visibilizan en su jornada diaria de pesca: tanto en la cantidad como en la variedad de especies que antes hallaban en el mar y ahora ya no.
El azul del inmenso mar que recorre a diario don Juan Ecca Jacinto, se tornó oscuro el pasado martes 25 de enero. Eran casi las 4 de la tarde cuando regresaba de pescar y alcanzó a divisar una franja negra y mantecosa que cubría partes del mar. Un nuevo derrame de petróleo acababa de ocurrir.
No es la primera vez que esto sucede y don Juan parece estar preparado para registrar el hecho: saca su celular y empieza a grabar lo que con impotencia ve. Imágenes y testimonios que una vez subidas a las redes sociales se volvieron viral.
Peña Negra es una zona de la costa marina ubicada en la caleta de Cabo Blanco, en Talara. Frente a este sector está uno de los pozos que opera Savia Perú, empresa dedicada a la exploración, producción y procesamiento de hidrocarburos en el zócalo de la costa norte del Perú.
Durante los 40 años que tiene como pescador artesanal, don Juan ya perdió la cuenta de la cantidad de derrames de crudo que han sufrido estas aguas cálidas y azulinas de Cabo Blanco, mundialmente conocidas por ser el lugar que por el año 1952 deslumbrarán al célebre escritor Ernest Hemingwey y le sirvieran de inspiración para escribir una de las mejores producciones de la literatura universal: “El viejo y el mar”.
La denuncia pública de don Juan Ecca por el derrame de petróleo en la plataforma operada por Savia es respaldada por el gremio de pescadores artesanales de la caleta Cabo Blanco, hasta donde llegó Cutivalú el primer día de febrero para recoger la preocupación de los más de 480 hombres de mar que llevaban varios días sin realizar su faena diaria.
El presidente del gremio, Carlos Chapilliquén Panta, señala que en reiteradas oportunidades han denunciado los derrames de petróleo pero no hay sanción. Recalca constantemente que “la explotación de petróleo no es compatible con la pesca”.
Los pescadores coinciden en señalar que los daños por los derrames de petróleo se visibilizan en su jornada diaria de pesca: tanto en la cantidad como en la variedad de especies que antes hallaban en el mar y ahora ya no.
“Acá antes pescábamos entre 50 y 60 kg de cabrillón, de ojo de uva, pescábamos merluza por toneladas. Hoy no tenemos especies, en un buen día conseguimos 10 kilos máximo, eso no alcanza para el sustento familiar. Que las autoridades tomen cartas en el asunto y vean esto in situ”, remarcó Carlos Chapilliquén.
Quien mejor que don Armando Querevalú Martínez, para dar fe de esto. Don Armando pesca desde los 12 años de edad. Hoy a sus 78 años muestra una lucidez envidiable y una picardía que, sin embargo, se ve menguada cuando recuerda cada derrame de petróleo que afecta al mar de Grau. El último, ocurrido en Cabo Blanco (Talara) lo tuvo sin trabajar casi una semana.
A este hombre de avanzada edad, pero enérgico caminar, lo hallamos con la bandera peruana en mano junto a otros pescadores que se reunieron en el moderno desembarcadero pesquero para protestar y exigir la atención de las autoridades nacionales frente a este grave problema que afecta su fuente de ingresos y la de sus familias. Don Armando espera que tras el derrame de 11 mil barriles de petróleo ocurrido en Ventanilla- Lima, las autoridades también escuchen la problemática que se vive en Cabo Blanco.
Según información brindada por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), adscrito al Ministerio del Ambiente, durante el 2020, 2021 y 2022, se han reportado 46 derrames de hidrocarburos en la región Piura, de los cuales, 19 se registraron en el Lote Z-2B, ubicado en Talara, el cual es operado por Savia Perú S.A.
El director de Asuntos Corporativos de Savia Perú, Orlando Mercado, indicó que en los años 2020 y 2021 el promedio de derrames equivale a 0.575 barriles de petróleo, es decir, menos de un barril entre todos los derrames. Sin embargo, reconoce que estos derrames se presentaron principalmente por fallas operativas.
A nivel nacional la situación también es preocupante. Este derrame de petróleo denunciado por los pescadores de Cabo Blanco se suma a la lista de más de mil derrames de crudo ocurrido en el Perú entre los años de 1997 al 2021, tal como lo señaló Henry Córdova Bran, coordinador nacional del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático – MOCICC, según las cifras obtenidas por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
“El problema es que es una constante. El Estado hace caso omiso, desde hace 50 años se vienen generando pasivos ambientales en el Perú. Desde 1997 hasta el 2021 se han producido 1002 derrames petroleros, de los cuales 566 ocurrieron en la selva, 404 en la costa marina y 5 en la costa andina”, sostuvo.
Para don Eligio Pingo Maza, pescador artesanal desde hace más de 40 años, la situación le genera mucha preocupación, sobre todo porque se sienten abandonados por las autoridades y desconfían de las entidades fiscalizadoras como el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y Osinergmin, pues pese a las denuncias constantes contra la empresa Savia y con las evidencias correspondientes sobre los derrames de crudo ocurridos, hasta el momento no hay sanciones ejemplares.
Municipalidad de El Alto no fue informada del derrame
Sobre el derrame ocurrido el 25 de enero, en el pozo de Peña Negra, operado por Savia Perú, Cutivalú conversó con Martha Tequen Moncada, subgerente de Gestión Ambiental de la municipalidad distrital de El Alto, jurisdicción a la que pertenece la caleta Cabo Blanco. La funcionaria reveló que tras conocer el derrame de petróleo ocurrido acudieron hasta la zona, mar adentro, en donde encontraron a un equipo de la empresa Savia quienes negaron el derrame del crudo y señalaron que realizaban labores de rutina.
“Cuando se tuvo conocimiento del derrame fuimos a constatar a Peña Negra pero encontramos a un ingeniero y personal de Savia quienes estaban haciendo limpieza. Hablamos con Wilmer Cueva, trabajador de Savia, pero no nos quiso dar información al respecto y nos dijo que era una limpieza de rutina y que activaron el plan de contingencia por si acaso haya un derrame”, enfatizó la funcionaria.
Es decir, según la funcionaria municipal, el día del derrame la empresa Savia negó el hecho. Sin embargo, un día después tuvo que admitirlo a través de un comunicado de prensa donde aseguraba que había activado su plan de contingencia, algo que para los pescadores fue a destiempo y también tendría que ser sancionado, como lo señaló don Juan Ecca Jacinto en una entrevista con Cutivalú.
Congresistas piden atención del MINAM
La congresista piurana, Heidy Juárez Calle, presidenta de la Comisión Especial de Cambio Climático del Congreso, fue consultada para este informe. La parlamentaria señaló que la problemática que enfrentan los pescadores artesanales de Cabo Blanco es muy preocupante. Lamentó que la atención por parte del Ministerio de Ambiente se centre en el derrame ocurrido en Ventanilla, Lima, y no se atienda la situación en otros puntos del país, como Cabo Blanco.
Aseguró que su despacho ha solicitado información al ministerio de Ambiente para conocer cómo vienen atendiendo la emergencia ocurrida en la caleta. Además de esperar un informe completo por parte de la empresa Savia para los detalles sobre el desastre ocasionado. “Además de ir a constatar se necesitan informes porque ante estos desastres lo que hacen las empresas es ocultar, tal como ha pasado con Repsol”, puntualizó.
Por su parte, el congresista, Wilmar Elera García, integrante de la Comisión ordinaria de Fiscalización y Contraloría, señaló que las instituciones fiscalizadoras como OEFA, no viene realizando una buena labor para asegurar que se implemente un plan de contingencia adecuado y sobre todo se evite derrames de crudo en el mar.
Pescadores piden mesa de diálogo
Frente a esta problemática, los pescadores artesanales de Cabo Blanco exigen la instalación de una mesa de diálogo entre los pescadores artesanales, representantes de la empresa Savia y las autoridades locales, regionales, además de los organismos del Estado encargados de regular y fiscalizar la actividad petrolera y el medio ambiente. Hubo un primer intento de mesa de diálogo que estuvo a punto de concretarse a inicios de febrero. Sin embargo, no ha sido posible por la crisis política que atraviesa el país y los constantes cambios del gabinete ministerial.
Los hombres de mar tienen claras sus exigencias: Primero, que la empresa Savia Perú realice el mantenimiento de sus infraestructuras para evitar nuevos derrames de petróleo. Segundo, que el Estado les entregue una indemnización por el perjuicio a sus labores de pesca, que es el sustento de sus familias. Y tercero, remarcar su posición en contra de nuevas perforaciones en el mar para la explotación de hidrocarburos.
Los pescadores de Cabo Blanco son gente pacífica y de bien, pero están cansados de los derrames y no ser escuchados. Advierten que de no darse este espacio de diálogo para encontrar una solución real a la problemática, evaluarán medidas más drásticas para hacer escuchar su malestar por los derrames de crudo al mar.
FUENTE: radio Cutivalú