“El mar es una fuente de vida impresionante. Estamos a tiempo de cambiar y tomar otro rumbo en beneficio de todos”, reflexiona uno de los pescadores entrevistados.
A bordo de su embarcación, Abelino “Mayumi” Ramírez, pescador artesanal con varias décadas de experiencia y tenaz defensor de la pesca responsable en Ancón, da la bienvenida a los visitantes que llegan a Punta Mulatos, zona de nuestro litoral localizado al extremo sur de dicha bahía, rica en especies de peces, aves y mariscos.
“Mayumi”, cuenta que sus amigos de la caleta lo llaman así porque ese es el nombre de su pequeña embarcación, a la cual bautizó así en honor a su hija.
Junto con otros 600 hombres de mar, y con apoyo del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), del Ministerio del Ambiente (Minam), está comprometido con la promoción y el respeto a la biodiversidad y la protección del océano.
Fuente de vida
“El mar es una fuente de vida impresionante. Estamos a tiempo de cambiar y tomar otro rumbo en beneficio de todos”, reflexiona durante su marcha sobre las olas.
Para este pescador, natural de Huacho y padre de cuatro hijos, el mar es su lugar de trabajo y también su fuente de vida, así como también para todas las familias de pescadores artesanales de esa bahía ubicada al norte de Lima.
Por eso lo cuidan, por eso lo quieren, por eso lo respetan. Por esa razón, se han organizado a través de la Asociación de Extractores de Mariscos y Pesca Submarina de Ancón (Aemapsa).
Actualmente trabajan para asegurar una actividad pesquera que les dure varios años. Según “Mayumi”, ahora hay abundante pota, perico y bonito, entre otras especies.
Limpieza y autorregulación
“Hacemos limpieza en el fondo del mar con buzos y reciclamos el aceite de las embarcaciones gracias a un concentrador. Además, hemos sensibilizado al pescador y a los visitantes de la bahía. Ancón es una playa de todos y queremos cuidar lo nuestro”, afirma, precisando que esa labor de limpieza no se hacía antes en ese territorio marino.
Como parte de sus experiencias ecoamigables, ellos también han establecido mecanismos de autorregulación en su actividad, pues eso permite un mayor crecimiento de las especies hidrobiológicas.
“Nos dimos cuenta de que ya no había muchos recursos, por lo que nos vimos obligados a cerrar el ingreso de embarcaciones en este espacio. Ahora hemos vuelto a ver cangrejos que triplican su tamaño habitual, lo que demuestra que esta regulación sí funciona”, expresa.
La pandemia y la economía
La pandemia de la Covid-19 afectó sus actividades productivas. Él y sus colegas vivieron las angustias propias del confinamiento sanitario obligatorio y la tristeza por haber perdido a compañeros de trabajo que fueron víctimas de esa enfermedad.
“No ha sido fácil. Hemos perdido a varios amigos, pero debemos seguir adelante para llevar alimento a nuestras familias”, comenta mirando al horizonte, mientras conduce su embarcación por las aguas del mar de Ancón rumbo a Punta Mulatos, ecosistema que forma parte de la Zona Reservada de Ancón.
Asimismo, a partir del 2013, vienen desarrollando un programa de pesca responsable que, desde el 2015, cuenta con el apoyo sostenido de The Nature Conservancy (TNC), una organización no gubernamental que tiene sede en la capital del país, que ha estado trabajando con los extractores de mariscos de Ancón durante cuatro años, para entender e impulsar el manejo comunitario de sus zonas de pesca de manera más eficaz y provechosa.
El proyecto piloto está utilizando el conocimiento empírico de los marisqueros y la experiencia técnica de TNC para ayudar a las comunidades pesqueras, y finalmente a todo el país, a tomar decisiones para restaurar las pesquerías y mantenerlas viables en el futuro.
Encuentro ministerial
El 26 de marzo último, el ministro del Ambiente, Gabriel Quijandría, llegó hasta Punta Mulatos, donde tomó conocimiento de las iniciativas de conservación de los ecosistemas marinos gestionadas por los propios pescadores artesanales.
Al respecto, el titular del sector destacó la organización de dichos trabajadores para realizar buenas prácticas del manejo del recurso pesquero, que también implica el control de ciertos impactos ambientales como el reciclaje del aceite y el manejo de residuos sólidos.
“Es un momento importante para conocer esta experiencia y ver los aprendizajes que se pueden replicar en otras bahías, con otras asociaciones de pescadores que quieran migrar hacia este nuevo modelo de pesca sostenible”, dijo.
Zona reservada
La Zona Reservada Ancón tiene una extensión de 2,193.01 hectáreas y se ubica en los distritos de Ancón y Puente Piedra, provincia y departamento de Lima.
Tiene como finalidad: conservar la diversidad biológica, cultural y paisajística de los ecosistemas marino-costeros, que forman parte del ecosistema asociado a la corriente peruana de Humboldt (y perteneciente a la provincia biogeográfica del Pacífico Sur Oriental Templado y al ecosistema del gran desierto de la costa peruana).
Además, promueve el uso sostenible de los recursos naturales del área, contribuyendo así al bienestar de la población local y el de sus futuras generaciones.
En la bahía de Ancón el oleaje es escaso, lo que permite un ambiente más estable, con temperaturas ligeramente superiores a las aguas circundantes, y el establecimiento de una mayor diversidad de especies que en zonas expuestas al oleaje.
Estos factores hacen que esta zona sea de singular importancia para los procesos reproductivos de la fauna acuática costera, así como un lugar de refugio de larvas, juveniles y especies indicadoras de El Niño.
El establecimiento de esta área ha permitido establecer alianzas estratégicas entre instituciones públicas y privadas con fines de conservación del ecosistema del desierto de la costa peruana, así como la bahía de Ancón.
FUENTE: Andina