El sector pesquero peruano enfrenta varios retos luego de la cuarentena, entre ellos, reducir el impacto de la COVID-19, recuperar los mercados internos y externos, la formalización del sector y el fortalecimiento de las capacidades de las organizaciones de base.
La pandemia ha puesto en evidencia las grandes limitaciones del Estado peruano, la poca atención que reciben la salud y la educación, así como el escaso entendimiento de las actividades pesqueras en el país. Basta con revisar los planes de desarrollo concertado de los gobiernos regionales o de las municipalidades provinciales costeras para comprobar que la actividad pesquera no es una prioridad. A esto se suma la poca transparencia y la corrupción en varias de estas instancias.
Una necesaria formalización del sector
La informalidad atraviesa a todas las flotas y actividades de la pesca artesanal. Un claro ejemplo es lo que ocurre con la pota, cuya pesquería está en un proceso de adaptación tecnológica. Hoy centenares de embarcaciones en el norte del Perú han empezado a utilizar el sistema satelital del Ministerio de la Producción para el monitoreo de las flotas pesqueras, pero está pendiente que todas las embarcaciones de pesca de altura usen la geo localización en un tiempo definido. Para ello es necesario que los pescadores y armadores artesanales conozcan las ventajas y los beneficios de su uso.
La pesca de la pota comenzó en Perú en los últimos años del siglo pasado. Hoy se cuenta con mayores conocimientos para su pesca fuera de las 200 millas. Por un lado, los pescadores han mejorado sus capacidades y por el otro lado, las embarcaciones son más grandes, lo cual brinda mayor estabilidad y volumen de carga.
En ese contexto la OROP del PS (Organismo Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur) ha continuado con la discusión relacionada a la pota. Mientras que la flota potera de China ha triplicado su tamaño en el Pacífico sudeste en menos de una década, la flota artesanal peruana enfrenta dificultades para pescar pota en alta mar (más allá de las 200 millas) pues necesita acreditación y cumplir determinados procedimientos de registro de sus capturas, que ahora no se hacen.
Otro reto para avanzar hacia la formalización es que el Perú actualice su posición en los temas relacionados con la OROP PS, para ello se ha conformado una comisión multisectorial. La formalización debe incluir a quienes sí realizan actividad pesquera en alta mar, incluidas las embarcaciones artesanales.
Ampliar el espectro de la representación asociativa
Las primeras semanas del año fueron de poca pesca de esta especie y una mayor atención a la pesca de perico (temporada de octubre a abril). Con el inicio de la cuarentena el 16 de marzo en el Perú y en respuesta a la contracción comercial, principalmente de China, aquí las plantas procesadoras redujeron su demanda y por lo tanto su pesca se redujo de manera significativa.
A inicios de mayo, cuando empezó la temporada de pesca de anchoveta para harina de pescado, tripulantes en esa flota avisaron a sus familiares y amigos pescadores de pota que ésta había vuelto. Esto generó que la flota salga a pescar pota, destinada a la producción de harina de pescado, con cierta intensidad y con muy poca coordinación. ¿El resultado? El precio cayó a 0.30 céntimos por kilogramo.
Las diversas asociaciones que agrupan a los armadores de pota y que en tiempos recientes han fortalecido su representación, deben de plantearse establecer topes en las capturas por viaje. Aun con sus dificultades, es una de las medidas más efectivas para mantener el precio de lo que se desembarca.
Los mercados y la COVID-19
El restablecimiento de los mercados es un gran reto pospandemia y para lograrlo, todos los productos pesqueros deben garantizar seguridad y calidad. Esta debe ser una tarea urgente para atraer la demanda del mercado interno, de los mercados mayoristas y de los mercados de abastos para el consumo en hogares y en restaurantes.
Asimismo, es necesario hacer un buen monitoreo, demostrar conductas sanitarias consistentes y avanzar hacia una mayor trazabilidad de las especies marinas.
Similar situación se presenta en los mercados externos. Hay que prestar atención a los problemas de Ecuador con sus langostinos congelados en China y su evolución, respecto a que ellos en ellos han encontrado trazas del coronavirus. Con la pandemia el criterio de inocuidad ha tomado mayor importancia. Por ejemplo, en mayo hemos exportado conservas en mayor volumen que en mayo de los años anteriores. Situaciones como las que han ocurrido en Ecuador dificultarán la reinserción comercial de nuestros productos, sino tomamos a tiempo medidas correctivas.
Por Juan Carlos Sueiro / RPP