El proyecto de “Implementación de un cultivo comercial piloto de macroalga (yuyo) por propagación vegetativa en la bahía de Paracas” busca también mejorar la economía de cooperativas pesqueras.
Las algas son un recurso hidrobiológico altamente demandado en la industria gastronómica peruana por su rápido crecimiento en praderas naturales y su potencial nutricional para consumo humano y para la industria alimentaria. Es una especie de gran importancia económica, social y ambiental porque generan oxígeno, además de ser refugio y alimento para otras especies clave en nuestro país.
Debido a este potencial el proyecto “Implementación de un cultivo comercial piloto de la macroalga Chondracanthus chamissoi, (yuyo) por propagación vegetativa en la bahía de Paracas”, ejecutado por la Universidad Científica del Sur, en alianza con la Cooperativa de Trabajadores Pesqueros Artesanales de Algas Marinas, COTRAPALMAR; busca una alternativa que proteja las praderas naturales de algas y asegure su cultivo para atender a los mercados nacionales e internacionales con los estándares de calidad que se exigen en la actualidad.
“Esta investigación aplicada busca también mejorar las condiciones económicas de las Cooperativas de Pescadores Algueros de Pisco, así como disminuir la sobreexplotación de praderas naturales y mejorar los servicios ecosistémicos”, señala Paul Baltazar, coordinador del proyecto de la Universidad Científica del Sur.
El proyecto -que está en proceso de cierre- ha logrado interesantes resultados y también contribuye con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, planteados por las Naciones Unidas: el 12 de Producción y consumo responsable, el 13 de Acción por el clima, el 9 de Industria, innovación e infraestructura, el 8 de Trabajo decente y el 17 de Alianzas para lograr los objetivos, entre otros.
Se trató de un programa de transferencia tecnológica y práctica en todas las etapas de cultivo del “yuyo” a los productores de la organización COTRAPALMAR, brindadas tanto en entornos naturales como con cursos técnicos en laboratorio. “La tecnología de cultivo por propagación vegetativa ha sido probada con éxito para funcionar bajo las condiciones de la bahía de Paracas. Se han obtenido altos rendimientos promedio de entre 450 a 600 gramos por metro lineal al mes de cultivo. Durante las capacitaciones nos acompañó el especialista chileno Felipe Sáez, lo cual nos permitió afianzar conocimientos y cerrar brechas con los pescadores”, destaca Baltazar.
Como uno de los resultados del proyecto se ha creado un protocolo que incluye la extracción de individuos del medio natural, su selección, mantenimiento, cultivo en laboratorio en ambiente controlado, y la fijación de los propágulos de alga en sustratos como redes anchoveteras, concha de abanico, cabos de propileno, mallas mosquiteras y rafia, sustratos a los cuales se adhiere el alga para crecer. También se impulsa la siembra en el mar obteniendo 2.5 toneladas de yuyo por hectárea, evidenciando la productividad del cultivo.
Otros aportes de esta iniciativa cofinanciada por el PNIPA es que trae un beneficio ambiental porque al promover el cuidado de las praderas naturales de algas y sus servicios ecosistémicos también contribuye a la adaptación y mitigación del cambio climático.
Finalmente, hay que destacar su enfoque inclusivo al promover la participación activa de las mujeres de la comunidad pesquera en los talleres de capacitación y transferencia tecnológica.