El empleo de analítica predictiva y la inteligencia artificial se convierte en una estrategia muy atractiva para las salmoneras.
La salmonicultura es una de las industrias alimenticias con mayores riesgos en su producción. Las corrientes marinas, la alimentación bajo el agua y, la posibilidad de que surjan enfermedades en medio del proceso, son solo algunas de estas amenazas. Todas ellas, con costos muy significativos para las empresas, por lo que el empleo de analítica predictiva y la inteligencia artificial se convierte en una estrategia muy atractiva para las organizaciones.
“Tenemos experiencia trabajando para la industria salmonera, en la adopción de soluciones tecnológicas que les permitan optimizar sus procesos y generar valor. Desde fines de este año, estamos trabajando con una empresa en el Sur de Chile, en el desarrollo de un modelo de programación predictiva de la producción para su planta de procesados, que les permitirá ahorrar entre US$ 4,5 y US$ 5 millones anuales”, señalan desde Alaya, empresa de soluciones digitales con presencia en diferentes sectores productivos.
En una planta se procesan entre 30.000 a 40.000 unidades por turno, que tras pasar por las diversas etapas se convierten en dos líneas de productos: filetes (frescos) y Hon (congelados). Sin embargo, para alcanzar este número es necesario planificar de forma integral la planta, de tal manera que no se produzcan atoramientos y el proceso sea fluido. Esto implica revisar los tiempos y posibilidades de cada máquina, y a su vez, el calibre de los peces: un aspecto para el cual Alaya está trabajando con Computer vision.
“Lo primero que hay que hacer es un levantamiento de las capacidades de las máquinas y ver su rendimiento para establecer la producción posible”, explica Waldo Fishwick, subgerente general de Alaya Digital Solutions y líder de este proyecto. “Una vez que los optimizadores están construidos, uno puede, conociendo los calibres de los peces y la distribución de los paquetes de los envíos, establecer en detalle la asignación, de manera que sean enviados a las distintas líneas en función de su tamaño. El tamaño medio –que es la mayor cantidad de peces, se va a las líneas automáticas– y los más pequeños se van a una línea manual”.
Waldo Fishwick explica que este proceso es muy importante, dado que los tiempos de despacho son muy rápidos (de un día para otro) y los clientes tienen requerimientos muy exigentes respecto a sus pedidos. “Lo que haces en un turno (32.000 a 35.000 unidades) tiene que alcanzar y coincidir con el detalle de los pedidos que hay que enviar”, dice Waldo. “El objetivo es cumplir con la demanda y el programa de entregas comprometidas”.
“El incumplimiento tiene un castigo grande y es bastante frecuente. Sacar a los peces antes, por ejemplo, para cumplir con un cliente, va deteriorando la ganancia de cada etapa”, agrega.
“Al mismo tiempo, si uno puede producir la mayor cantidad en las plantas creadas para esos fines, como empresario tengo que mandar a hacer procesamientos con un proveedor externo (maquila), quienes te quitan productos (3 de cada 10 salmones)”, finaliza Waldo Fishwick.
FUENTE: Mundo Acuícola